jueves, 25 de febrero de 2010

Buscaba una oración que despertara admiración
Y hasta celos al mejor de los poetas
Y me encontré con el cuaderno, la birome
Y una fuga inoportuna de ideas.
 
Estaba tan cansado de saberse un fracasado,
(Les juro que yo sé de lo que hablo).
Junto resignación y al fin tomo una decisión.
Me dije: Pablo, vendele el alma al diablo.
 
Y bajé unas escaleras hasta el centro de la Tierra,
Donde el diablo recibe a las visitas
Tome asiento, por favor, póngase cómodo, señor
Me dijo cuando yo lo interrumpía:
Seré breve, iré directo al grano,
Vengo a proponerle un negocio;
Mi alma a cambio de una canción
Que me vuelva millonario y famoso.
 
Y el diablo, delante de mi cara,
Se puso a reír a carcajadas.
Después me contestó:
Pero vos, ¿quién te crees que sos?,
Tu alma para mí no vale nada.
 
Me voy por donde vine ¿qué importa donde termine?
A mí la vida me ha doblado el brazo.
Te falta inspiración para escribir esa canción
Que te saque del fondo de los vasos.
Estaba tan cansado, tan herido y amargado
(Les juro que yo sé de lo que hablo).
Una mañana decidí que no iba más vivir así.
Me dije: Pablo, mandalo todo al diablo
 
Y salí por la avenida silbando una melodía
Cuando en eso se acercó un desconocido:
Discúlpeme señor, déme un minuto, por favor
El diablo había vuelto arrepentido:
Seré breve, iré directo al grano,
Vengo a proponerte un negocio:
Tu alma a cambio de una canción
Que te vuelva millonario y famoso.
 
Y entonces delante de su cara
Le recordé a su madre y a su hermana
Le dije: ahora ya es muy tarde,
Lo lamento por los dos,
Porque mi alma la empeñé hace una semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario