Tengo un innato mecanismo de defensa, ausente de transparencia, que se ve acorralado por un sistema de violencia, donde entre líneas salta la insuficiencia de igualdad y subraya con sangre esa cancerígena dependencia de tener que transitar con sudor la realidad que se nos hace totalmente ajena, lejana, distante. Y así seguimos adelante caminando indiferentes con los ojos vacíos, el cerebro derretido, y la débil sospecha de que hace tiempo nos consumen impune: la esencia, la inocencia, la dignidad y la posibilidad de abrazar la coherencia, con plena conciencia, dejando atrás la agonía de tener que camuflarse en estereotipos coleccionables para soportar la tormenta de información distorsionada, y publicidad saturada de mentiras implacables que no aplaca ni el dolor ni la rabia de sentirnos bombardeados por el glamour y la violencia.- - - -
jueves, 27 de mayo de 2010
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